En esta ocasion les dejo este primer capitulo de una historia que promete serlarga y extraña, si la leen comenten aqui oen face o en msn, solo no se queden callados...
No se podía explicar cómo las cosas habían llegado hasta ese punto, como fue que el mundo se cerro de esa manera para él, fue algo que hizo, seguramente sin siquiera notarlo, su vida tranquila, relajada y sin presiones se había ido al caño, todos parecían voltearle la cara, realmente no tenía idea desde cuando había comenzado esto, sentado en las profundidades del taller observando al vacio, perdido dentro de sí, viendo hacia atrás, Finn noto lo lenta y disimuladamente que sus conocidos lo habían hecho a un lado y no solo eso, los que antes hubiera considerado amigos parecieron borrarlo de sus vidas, frecuentándolo cada vez menos hasta que simplemente dejaron de aparecer.
Bajo la lente de la introspectiva, recorrió las amplias galerías del taller subterráneo, se sentía tan solo, en aquel lugar que solo él, su padre y un puñado mas de personas pertenecientes a los más altos grados de la milicia Joviana conocían, el silencio era total, las luces se encendían conforme los sensores biolocalizadores notaban su presencia, a lo lejos solo podía entrever algunas maquinas tenuemente iluminadas por las luces piloto, hacia días que su padre no bajaba al taller, el joven caminó sin rumbo alguno, a su paso observaba maquinas desarrolladlas por su padre, y en algunos casos por el mismo, en su mayoría, simples artefactos de exploración.
Un aparato esférico montado sobre una improvisada base le recordó a Finn la especialidad de su padre, los sistemas de localización y navegación, la maquina que tenía enfrente era un simple prototipo de biolocalizador remoto, la primera versión, recorrió con la mirada el techo del taller observando las pequeñas esferas suspendidas de la estructura que sostenía el techo, en esencia era la misma máquina, miniaturizada tras meses de trabajo, la que se encargaba de encender las luces, paso su mano sobre el viejo aparato sacudiendo una capa de polvo, regreso su mirada pensativa a los sensores del taller, el glaseado reflejo evoco n recuerdo en su mente.
Finn se vio a si mismo siete años atrás cuando con apenas doce años de edad su padre lo había invitado a participar con el desarrollo de los sensores biométricos, insignificantes sin duda una vez armada la maquina, pero su primer invento al fin, al menos oficial; a la fecha no sabía en qué parte del taller se encontraría su primer prototipo funcional, busco dentro del taller por el pequeño aparato del tamaño de un proyector de mapas pequeño, algo así como el tamaño de un gato domestico, recordó con algo de gracia el gozo que había sentido cuando lo entrego a su padre, ahora le parecía un artefacto de lo más ridículo, en si el sensor no podía medir los datos biométricos de una persona, solo podía descubrir si se trataba o no de un ser vivo, su rango tampoco era algo que lo dejara satisfecho, apenas podía buscar la presencia de vida animal en un rango de diez metros S.T. a la redonda, parecía tonto, pero su padre en ese momento se mostro orgulloso y más que satisfecho del invento, lo felicito como si recién hubiera descubierto la teoría de la inercia, incluso le dio una pequeña área del laboratorio para que la hiciera suya, --ahí debe de estar el armatoste-- pensó para sí, teniendo un flashazo del lugar en su memoria, una imagen detallada del sitio y su ubicación.
De inmediato cambio de dirección acelerando el paso, hacía años que no entraba a esa pequeña sección, era un área pequeña, una antigua cueva natural conectada por medio de un pequeño túnel de hacía siglos a los talleres, formaba parte del complejo de túneles originales de las guerras de unificación de las republicas Jovianas, hacía mucho tiempo que la había colmado de aparatos, según recordó para cuando cumplió quince años la falta de espacio dentro de su taller ya loa había empujado a invadir áreas del taller principal sin que su padre lo notara.
Caminó a toda prisa prestando poca atención a su entorno, conocía el laboratorio como la palma de su mano, la memoria espacial se le daba bien, fuera apra memorizar regiones enteras de territorio o la ubicación de pequeños circuitos dentro de los artefactos; distraído pisó una pequeña caja de plas llena de conectores, la pequeña caja translucida resbalo bajo su pie derecho tirándolo de espaldas contra el suelo, su mirada se desenfoco un poco por el golpe, pero no tardo en volver a ver a buen detalle del techo de la cueva a más de sesenta metros S.T. de distancia, pausadamente se incorporo frotándose el punto de la espalda que había recibido la mayor cantidad de impacto y musitando una maldición contra la pequeña caja a su lado, tomó el objeto y lo lanzo por el aire sin mirar donde caería, un sonido hueco de metal resonó en su dirección al tiempo que se encendían las luces en una gran zona del taller; la caja había ido a golpear una aeronave militar prototipo a la que su padre y el estaban efectuando algunas reparaciones.
Su mente comenzó a carburar a toda potencia al tiempo que las luces auxiliares reaccionaban a las vibraciones armónicas, acercándose a la nave nuevas luces se encendieron, detectando la presencia de Finn, golpeo ligeramente el fuselaje de la nave con sus nudillos y observo mas luces encenderse, finalmente comprendió el misterio, el porqué esa nave tan bien diseñada para volar continuaba siendo abatida por las más ligeras turbulencias durante las simulaciones.
Dio un segundo golpe sobre las laminas de titanio, el suave tintineo resonó a su alrededor encendiendo nuevamente unas cantas luces a su alrededor.
-¡eso es- murmuro Finn, - lo destruye su propia vibración armónica!—gritó, la cueva devolvió el eco de su grito por varios segundos, mas el muchacho se encontraba demasiado sumido en sus ideas como para notarlo.
Encerrado en su propia mente puso manos a la obra y comenzó a termo-formar placas de plas en el interior del fuselaje, siempre se lo habían dicho, una vez se centraba en una idea, su mente se perdía, cambiaba totalmente, según le habían dicho era como si la realidad se descompusiera y solo pudiera ver una pequeña porción en total detalle, durante horas tomo el soplete formando y soldando delicadamente placas de plas a las de titanio.
Cada tanto revisaba su progreso de manera metódica, anotando en papeles sueltos los datos; usando una pequeña esfera eco-localizadora adaptada a medir únicamente las vibraciones mas minúsculas en el aire lograba medir cuanto reducían la vibración del fuselaje las pequeñas placas de plas generando una especie de piel escamosa que absorbía la vibración y rompía la frecuencia armónica
Se topo con que en algunas secciones no funcionaba su nueva piel, pero su cerebro iba al vuelo, encontrando rápidamente una simple solución, sin pensarlo dos veces desmonto brutalmente las delicadas piezas de titanio originales del ejercito, montando en su lugar piezas diseñadas a medida por él, extruidas directamente sobre placas de aleaciones especiales diseñadas por su padre.
Encendió el motor de la nave, un robusto motor típico de las fuerzas armadas impulsaba al prototipo, era pesado, un modelo básico de turbinas eléctricas, con un rugido las turbinas arrancaron tensando las anclas de sujeción que mantenían la nave en posición, para la desesperación de Finn, la vibración volvió, mucho menor que antes pero a la larga resultaría igualmente destructiva, apagó los motores, alejándose unos pasos observo la nave en su totalidad, algo no cuadraba, era demasiado tradicional, su fuselaje recordaba mas a un prototipo antiguo de la unificación, que a una nave dispuesta a enfrentar a la Republica de Lotho y sus nuevas fragatas.
Por fuera la nave estaba lista, era notoriamente distinta, su forma ahora mas aerodinámica recordaba a una ave de seis alas, su color había pasado del gris “nube” militar a un blanco intenso moteado con algunas regiones grises y unas cuantas partes chamuscadas ligeramente más oscuras, sin duda eran materiales que resistirían las altas temperaturas del vuelo a alta velocidad, sin embargo aun no estaba completo, ese anticuado motor jamás podría llevar esas piezas al límite de su resistencia, no era adecuado.
Tras horas de calibrar ese viejo motor sin señales de mejora, frustrado y desesperado, optó mejor por deshacerse de él, desmontando cuidadosamente las alas largas y angostas cada una cargando una pesada turbina eléctrica, se vio frente a una elegante cabina de titanio y plas, equipada con los mejores equipos de detección y evasión de la Federación de Republicas Jovianas, en su mayoría equipos y armatostes ideados y nacidos en esas mismas cuevas a lo largo de su infancia.
Nuevamente permaneció horas mirando el aparato inmóvil, su mente barajeaba todas las posibilidades de mejora, pero ninguna parecía lo suficientemente convincente, a los sistemas tradicionales les faltaría potencia o sobraría peso, algunos ni siquiera lograrían dar un buen rango de alcance sin repostar combustible o energía, los sistemas de fusión aun eran muy poco confiables y realmente era escasa la producción de elementos propios para fusión.
Por más vueltas que daba en su mente, nada encajaba, recordó que en algún lado se encontraba un viejo motor a base de cristales superconductores, parecía una opción descabellada, el cacharro era antiguo, seguramente tenia mas de mil años de antigüedad, simplemente hacia ya más de treinta años desde que los investigadores Jovianos lo habían llevado al taller para ser investigado, al menos eso era lo que le había contado su padre.
Camino y rebusco en las partes más alejadas del taller, en las antiguas cavernas naturales, el cacharro era tan antiguo que ni siquiera aparecía en los inventarios que había hecho como castigo impuesto por su padre años atrás, mientras caminaba se vino a su mente el recuerdo de aquella ocasión, no podía recordar que había hecho para ser castigado, mas si recordaba con quien, apareció en sus ojos la imagen de Liryu, su memoria paso a fundirse con la realidad, recordando el momento en que justo ahí, donde él buscaba el viejo motor, Lir había caído de un estante lleno de viejos atados de notas quedando sepultada bajo montones de polvoso papel, en aquel entonces había corrido asustado por el fuerte golpe que se había escuchado, derrapando para llegar y encontrarse a una niña despeinada, cubierta en polvo blanco y muy molesta con los papeles por haber caído encima de ella, no pudo evitar reír, y la risa volvió a él a través del tiempo, ese mismo día al volver a la casa su padre entre sonoras carcajadas levantó el castigo sobre ambos.
Finalmente dio con él, un par de cavernas más adelante, esa sección era realmente antigua, las cuevas eran bajas y el recubrimiento de las paredes irregular, definitivamente hecho bajo condiciones de guerra, estaba más sucio y golpeado de lo que recordaba, incluso parecía como si aquel viejo motor hubiese estado dentro de la cueva incluso antes que el laboratorio mismo, ya antes lo había curioseado, de niño, explorando las inmensidades del laboratorio cuando su padre se concentraba demasiado para ponerle atención a él y sus preguntas, tal como recordaba, la tecnología era sencilla y eficiente, las piezas por su parte eran extrañas, muy resistentes y realimente difíciles de replicar, mas estaba en buenas condiciones, además, los cristales, estaban intactos, con ellos a la mano, no habría el mas mínimo problema por echarlo a andar.
Haciendo uso de un par de plataforma deslizantes cargo el motor, y todo lo que creyó necesario para armar un nuevo motor, tomando cosas encontradas en el camino, llego a la cabina cargado hasta los dientes, se situó junto al fuselaje precariamente suspendido con un solo punto de sujeción magnético, escupió la caja de tronillos que había tomado con la boca, a falta de espacio en las manos, puso manos a la obra, su expresión era brillante, bajo una capa de aceite y grasa de motor, en su mente el motor ya estaba listo y en su lugar, y sus manos buscaban alcanzar esa imagen con celeridad.
Cuando termino se encontraba rodeado de una pila de material, no se podía ver el blanco piso de resinas reforzadas a su alrededor, pilas de plas, tornillos esparcido en pequeñas pilas, remaches fundidoras, herramientas de soldado y termo-formado, micro-turbinas en batería, aparatos de sondeo, era todo un desastre.
De pronto Finn volvió a la realidad, su mente se relajo al ver la obra terminada y su estomago se aquejaba contra el mundo, activo contento los elevadores que conectaban el taller con un túnel de acceso a su casa, los pasillos de esa sección eran relativamente nuevos y aun mostraban un aspecto limpio y aséptico, camino con una sonrisa de oreja a oreja pensando únicamente en que se prepararía para comer tras haber descifrado un enigma que volvía loco a su padre, no podía esperar a que su padre llegara a trabajar en la nave y encontrara que esta estaba lista y era perfecta.
Discretamente salió de las áreas secretas de taller ingresando a un viejo hangar sobre superficie que servía como cubierta, adaptado como taller de reparaciones básicas, ante los habitantes de Leagranch lo único que hacia el viejo y su hijo era reparar armatostes del ejercito preparándolos para entrar a los museos de la capital; le extraño verlo vacio y totalmente en calma, pero tampoco era algo que lo alarmara, quizá era día de descanso, no sería la primera vez que trabajaba tanto como para perder la noción de los días, cruzo al sucio hangar, con cuidado de no mover nada hasta llegar a la pequeña puerta que comunicaba con su hogar.
La calma prevalecía dentro de su hogar, las amplias estancias austeramente decoradas exhibían una normal fina capa de polvo, las cortinas gruesas interiores se encontraban abiertas mientras que los cortinajes ligeros permanecían cerrados, entraba la luz sin que se pudiera observar el interior de la casa, Finn camino despreocupadamente hasta la cocina con total parsimonia, la apariencia del lugar le robo la calma, la cocina se encontraba limpia y con la misma capa de polvo que el resto de la casa, eso sí era extraño, ni él, ni su padre solían limpiar, si existían áreas limpias y ordenadas dentro de su casa era porque no se utilizaban, pero la cocina, solía ser un desastre, llena de comida fresca en las encimeras y las despensas abiertas exhibiendo cajas y latas de alimento fácil de preparar, pero ahora todas los gabinetes estaban cerrados, examinó algunas alacenas, vacías, los frigoríficos, vacios, las encimeras, limpias, sin nada sobre ellas, sin duda, todo parecía –muy artificial- pensó.
Extrañado, fue en busca de su padre, encendió el sistema localizador de la casa, mas lo único que obtuvo por respuesta fue un, no se puede procesar la información solicitada, siempre había odiado ese mensaje de protocolo, tomo un pequeño biolocalizador oculto a un costado de uno de los frigoríficos, la pequeña pantalla encendió, era el ultimo prototipo que había desarrollado bajo pedido de la milicia, tan pequeño como para caber en la palma de la mano, un pequeño punto apareció junto con un mapa desdibujado del lugar, según el aparato se encontraba solo, amplio el radio de búsqueda del aparato, los muros de la casa representados en el mapa se atenuaron conforme se hacían más pequeños, pero seguía apareciendo solo un punto azul en pantalla, estaba a punto de encender la pantalla del estar cuando vio una nota pegada con una simple placa adhesiva a la pared.
Finn, Salí rumbo a la capital a realizar una presentación de resultados y refinanciamiento, dejo dinero para que comas, no te extralimites.
La nota no estaba firmada, pero la caligrafía claramente era la de su padre, aunque la manera de expresarse era un tanto extraña, no era la primera vez que viajaba, antes siempre le había avisado personalmente, en las otras ocasiones solía dejar montones de comida preparada y sus notas eran mucho más largas y paternales, un hueco se abrió en su psique al comprobar como su padre también comenzaba a alejarse de él, intento convencerse de que el viejo solo le daba un poco mas de libertad mientras una lagrima solitaria resbaló por su sucia mejilla, perdiendo totalmente el apetito por la piedra que cayó sobre su estomago, sin pensarlo se tiro al sofá quedando profundamente dormido en cuestión de minutos.
Despertó iluminado por el ultimo rayo de sol que se filtraba por la ventana iluminando con una intensa luz naranja la sala de estar, justo a tiempo de ver el atardecer, la escena era bella pero la tranquilidad de su normalmente escandalosa casa lo llevo a una melancólica noche, aun hambriento y con su estomago pidiendo a golpes algo de sustancia se dispuso a preparar algo de comer, no era precisamente su fuerte, en realidad, la cocina no se le daba para nada, abriéndolas alacenas tomo un par de galletas que fue comiendo mientras buscaba algo que pudiera preparar o recalentar.
De uno de los frigoríficos saco un paquete de estofado congelado al vacio, no era algo que le gustase precisamente pero al menos eso lo dejaría satisfecho y era tan fácil de preparar como meterlo al horno de inducción por unos cuantos minutos, metió el paquete al horno y se dispuso un pequeño cuenco y una jarra de agua para acompañar, le extraño que en la cocina no hubiera nada de fruta, o algún pan, todo lo que había estaba empacado y sellado, no era algo propio de su padre, el viejo siempre prefería comprar comida fresca por montones aunque terminara podrida y desarrollando fauna cuando estaban demasiado concentrados con algún proyecto.
Triste se dispuso a comer, cada vez le inquietaba mas la tranquilidad, no era normal, el sabia que algo andaba muy mal ahí pero no podía definir que, para evitar la soledad encendió la pantalla, no había mucho que ver, solo noticias, programas de chismes, y retransmisiones de viejas comedias, le apetecía ver algún documental, recorrió todas las señales, pero no encontró nada interesante, decidió escuchar las noticias.
Todo parecía ir normal en la región, pequeños problemas políticos, algunos conflictos raciales, cada vez menores desde la unificación, los mismos eventos sociales que se daban año tras año, las peregrinaciones a las montañas de culto joviano, las eternas batallas entre las republicas de la Federación por ganarse el favor económico de la milicia.
Entre todas las noticias Finn comenzó a prestar atención solamente a los pequeños encabezados que aparecían en la barra a la izquierda de la pantalla, noticias que parecían aisladas y sin importancia sobre la política exterior, su padre lo enseño bien, todo estaba conectado, lo que pasaba al otro lado del mundo terminaba golpeándolos a ellos, y solo estando preparado e informado podía evadir el golpe, le enseño a analizar los panoramas completo organizando hasta el más pequeño trozo de información.
La Federación de Republicas se hacía cada vez más fuerte desde la unificación, y tal parecía que eso no dejaba dormir tranquilos a las potencias vecinas, un informe en pantalla anunciaba la quinta negativa de la Federación a disminuir su producción de armas de autodefensa exigida por los Jefes de Estado de la Republica de Lotho y los Principados Unidos de Kin, las cosas estaban cada vez más tensas con Lotho, más los Ministros Federales parecían no preocuparse de esta amenaza dada la tensa situación de guerra entre la Republica de Lotho y el Imperio de Callác, su guerra los llevaba cada vez más al punto de desgaste y si bien cada vez eran menos las refriegas armadas entre ambas naciones, ninguna de las dos bajaba la guardia.
Otro encabezado apareció en la barra, era fácil de entender, las cosas tampoco estaban muy bien al otro lado de la cordillera, al parecer los líderes militares se habían levantado contra el gobierno civil en Finisterra, llevaban años discutiendo ambas facciones sobre las acciones que debían de tomar contra las recientes acusaciones del Imperio Tzul, alegando este ultimo que Finisterra había explotado regiones mineras bajo las montañas que dividían ambas naciones, los militares deseaban poner fin a la política abriéndose paso a punta de caños directo en territorio Tzuli, adueñándose de las conflictivas laderas de la cordillera, mientras que los civiles deseaban demostrar que las acusaciones eran infundadas.
Por su parte la barra anunciaba que los Tzuli habían desplegado fuerzas preventivas a lo largo de la Frontera, todo indicaba que solo el Reino de Boreas y la Federación Insular de Ur se encontraba en paz en esos días, Finn se convenció de que la humanidad realmente era una raza violenta por naturaleza, buscando la mejor manera de iniciar un conflicto a cada momento, cada nación era dueña de enromes riquezas, y aun así parecía que la gran mayoría solo anhelaba hacerse de las riquezas de otros.
Termino de comer, por mera costumbre lavo el cuenco carente de ánimo de hacer nada, dio una vuelta por la casa, nuevamente esa inquietante soledad, asomo al jardín, se encontraba en total calma, las luces de cortesía iluminaban la hierba alrededor de la propiedad, desde su casa no se podía observar a ninguna otra, solo su campo de cultivo cubierto de hierba y el cercano bosque que bordeaba Leagranch antes de que las laderas se hicieran muy inclinadas y dejasen paso solo a rocas y nieve, efectivamente su casa y el taller se encontraban ya muy arriba en una de estas laderas, protegida contra la nieve y rodeada de montañas, era necesario rodear un pequeño pico para llegar a Leagranch, era la ubicación perfecta para el taller dadas las condiciones del subsuelo.
Guiado por curiosidad entro al estudio de su padre, estaba limpio, en su vida había visto ese lugar limpio, ni siquiera cuando su madre aun vivía con ellos lograba hacer que ese lugar estuviera limpio, las cosas estaban mal, muy mal, lo sabía, pero no podía saber que ocurría, nada tenía sentido, era muy poca la información aun, volvió a asomar por la ventana, el estudio gozaba de una vista limpia de la montaña, un mar de negras rocas volcánicas desnudas, la calma prevalecía, volvió a revisar el biodetector compacto, seguía siendo el único en decenas de metros a la redonda.
Por puro instinto se dirigió a uno de los tableros de control disimulados dentro de las puertas de la casa y apago el sistema de detección y luces automático, encendió en la pantalla los interruptores uno a uno y con ellos las luces de la casa, simulo su recorrido como si caminase lentamente de regreso a la cocina, estuviese unos minutos ahí, pasara al baño y luego a su recamara, dejando esta ultima luz encendida, su paranoia natural le guiaba, así parecería que había ido a acostarse para cualquiera que pudiese estar viendo la casa desde algún punto en el bosque o las montañas.
Con las luces apagadas volvió a entrar al estudio, alejándose de la ventana llego hasta los viejos libreros que tapizaban las paredes, pasando la mano por uno de ellos con suavidad, se activo un pequeño mecanismo abriendo un cajón de almacenamiento disimulado en la funcional decoración, esto solo reaccionaba ante su bio-firma y la de su padre, hasta ese momento entendió porque su padre dejaba el lugar hecho un asco, cualquiera pensaría que todo se disimula en el desorden y no que los archivos importantes están ocultos dentro de un pulcro mueble aparentemente de línea comercial.
Tomo los papeles que coronaban la pila de documentos y volvió a cerrar el compartimiento, nuevamente con mucho sigilo salió de la habitación, bajo las escaleras principales y se dirigió directamente a una entrada al túnel del laboratorio ubicada ingeniosamente dentro de un gran tonel de vino, le alegro que en la casa no se pudieran instalar micrófonos o cámaras sin que quedaran cegados por el sistema de interferencia de las cuevas, el tonel hizo algo de ruido mientras una bomba extraía de él una gran cantidad de liquido que albergaba y la dirigía a un tanque de almacenaje.
Una vez dentro del túnel las luces se encendieron dejándole encandilado por unos segundos, no intento siquiera llegar más lejos, tomo asiento a la entrada del largo túnel conector comenzando su lectura.
Una gran cantidad de datos técnicos, al parecer su padre no solo trabajaba en la aeronave, sino en algo mucho más difícil, por todos lados había tachones y correcciones, encontró bosquejos de circuitos y materiales, y muchos, muchos, patrones de dispersión y códigos, al parecer se trataba de un arma, o de varias de ellas, realmente no se esperaba que su padre estuviera involucrado en producir objetos de destrucción masiva, con calma, y una fría lógica continuo revisándolos papeles uno a uno, leyendo las leyendas al pie y cada pequeña nota al reverso, el trabajo era increíblemente complejo, y en algunas ocasiones no era de una sola persona, algunas hojas se encontraban en dialectos de otros países y aparecían mas amarillentas, manchadas e inclusive rasgadas.
Mezclada entre las últimas páginas que tomó, había una nota, un pequeño papel amarillo adherido a una hoja de apariencia importante, solo contenía una frase, al parecer un recordatorio:
“decir a Finn donde encontrar la materia conductora para los cristales”
No entendía que estaba pasando, por seguridad volvió a revisar la pantalla de su pequeño aparato biodetector, mas dentro del túnel el alcance se vio mermado, sin pensarlo halo la pantalla de control de la puerta por la que entró al túnel y conecto el pequeño aparato, observo que la luz de su habitación continuaba encendida, dejo pasar un minuto y la atenuó hasta apagarla simulando el protocolo para dormir, corrió el programa del biodetector compacto utilizando todos los sensores de la propiedad, no encontró más señales de vida que unos cuantos animales en los alrededores y su punto azul en el túnel, programo una alarma para sonar ante la presencia humana , tras esto, más tranquilo continuo revisando los papeles, hasta quedar nuevamente dormido contra las blancas paredes del túnel.
